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"Córdoba, a tempo", censurado en democracia

La cultura, no en el sentido de recopilación de expresiones populares, sino en el aspecto de progreso del individuo y la sociedad; esa cultura que se refiere a la sapiencia, al estímulo de la curiosidad intelectual, a la obsevación del arte; esa cultura, asusta. Es una cultura que da miedo, sobre todo a los gobernantes. Y en mi caso, no encuentro mejor prueba que mi propia historia.
Hace catorce años, antes del gobierno kirchnerista, comencé mi programa "Córdoba, a tempo" en Radio Nacional Córdoba. No pasó mucho tiempo antes del cambio de gobierno y automáticamente mi programa pasó a una "lista negra". Así me lo informó un compañero de la radio que fue quien me ayudó a volver y en gratitud no nombraré. Retomada pues la transmisión, pasé por múltiples cambios de horario. Un acortamiento en que pasó de dos horas, a media hora entre los partidos de fútbol del domingo. Una de sus directivos me permitió mejorar la duración siempre y cuando no pusiera voces de soprano porque a ella "le daban ganas de vomitar". Estuvo pues mi programa sin sopranos hasta que ella se fue. Un nuevo director, gran periodista y escritor, que prefiero no nombrar pero por el cual siento cariño y gratitud, nos solucionó el horario y así volvimos a ser un programa respetable. No duró mucho. Pronto llegó la peor de todas. Una nueva directora que odia a Córdoba y a los cordobeses (lo dice a viva voz) y que me discriminó a mí personalmente de forma descarada. Recuerdo porque conservo la grabación de sus palabras "Che... por qué no te vas a la Patagonia vos". No me fui, me quedé en mi Docta amadísima y así, fuimos castigados de miles de formas, incluyendo que el programa pasó a ocupar un miserable horario en una frecuencia modulada que no salía al aire. Las anecdotas de este período son larguísimas e innombrables. Pero al fin vino Macri y yo le creí. Pensé que el CAMBIO incluía nuestra amada Radio Nacional Córdoba. Porque en Bs. As. hay varias Radio Nacional, pero en Córdoba, solo una y muy querida. Pero no.
He firmado ya mi contrato con Radio Nacional por el cual mi programa debía comenzar el 15 de marzo. Todavía no estamos al aire; en lugar del programa, hay cadena con Buenos Aires. En Córdoba, le adjudican a Bs. As. la demora, mientras toman un matecito con una indiferencia K que bien conozco. En Buenos Aires, con acento porteño muy del PRO, sólo dicen que hay que esperar.
Mientras tanto, yo sigo recibiendo llamados de oyentes, cartas, mensajes, todos que hablan de amistad, de añoranza y que sin querer, denuncian la soledad que yo, con mis trainta años de trayectoria en radio y con amor por mi trabajo, lograba paliar en el programa.
"Córdoba, a tempo" tiene el aval de la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de Córdoba, el Gobierno de Córdoba y el Ministerio de Cultura de la Nación. Ha difundido a más de 800 músicos de la provincia que nunca tuvieron difusión hasta el comienzo del programa. Grabamos la primera antología de música de Córdoba. Auspiciamos congresos, conciertos y eventos culturales. En 2015 publicamos un audiolibro con cuentos de los oyentes. Quien lo escuchó alguna vez, sabe lo que vale.
Ayer un amigo intentó consolarme con una broma y me dijo "Vos sos al revés de Neustadt que estaba bien en todos los gobiernos, a vos te censuran en todos"; y cuando él lo dijo, me di cuenta de que lo que censuran, es la cultura. La censuraron los K y la censuran los M.
Y a lo mejor, ingenuamente creen que yo me voy a callar. Que no voy a decir más poemas, que no habrá más cuentos en que los políticos sean cucarachas pisoteables y que la música será un recuerdo más de los aborígenes, pero sepan, señores míos, que con todo lo que yo he estudiado durante toda mi vida, y con esta generosidad enfermiza por la cual trabajé para radio nacional todo este tiempo sin cobrar ni un solo centavo, soy muchísimo más peligrosa cuando estoy enojada. Les juro que aunque no tenga aire en este momento, voy a encontrar mil formas de decir que los kirchneristas y los macristas, son la misma mierda en cuanto a cultura se trata. ¡Avergüencense!
                                                                                                                                        Luisa Ventura

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